jueves, 3 de febrero de 2011

Cómo puede afectarnos la informática


Por Janet Josco Mendoza (aula 504 docncia universitaria / UCV)
El aumento de la tecnología no solo puede tener un uso positivo sino que algunos pueden hacer malos usos de estos, para mencionar solo uno, hay quienes roban información y hacen perder cada año hasta 5.000 millones de dólares a causa de la delincuencia informática. Y, por increíble que parezca, eso no es más que la punta del iceberg. También ha habido quienes se han aprovechado de las imperfecciones de los sistemas informáticos para controlar negociaciones, arruinar la reputación de algunos, ganar conflictos militares y hasta asesinar”. Luego está la creciente preocupación por el problema del acceso infantil a la pornografía informática, además de la invasión de la intimidad.
Hay personas sin escrúpulos, adictas a las computadoras, que deliberadamente introducen virus en los sistemas informáticos y causan verdaderos estragos. Los piratas informáticos acceden ilegalmente a los sistemas electrónicos para obtener información confidencial y, a veces, hasta logran robar dinero. Tales actividades pueden tener efectos devastadores en miles de usuarios de computadoras personales. La delincuencia informática constituye una amenaza tanto a nivel empresarial como gubernamental.
Si no se controla debidamente, el deseo de obtener más y más información puede salir caro en términos de tiempo, sueño, salud y hasta dinero. Aunque es cierto que tener más información ofrece más opciones, también es cierto que puede crear ansiedad ya que la persona quiere estar segura de haber revisado o visto toda la información disponible.
¿Ha oído hablar de la tecnofobia?
Tecnofobia significa meramente “temor a la tecnología”, especialmente a las computadoras y a aparatos electrónicos similares. Hay quienes dicen que esta es una de las ansiedades más comunes de la era de la información..
La tecnofobia se ve acrecentada por ejemplo.
Catástrofes como el corte de las líneas telefónicas.
El uso de un nuevo aparato de vídeo parece tener demasiados botones cuando usted desea grabar un programa. O bien recurre tímidamente a su sobrino de nueve años para que se lo ponga en marcha, o bien decide que al fin y al cabo no necesita ver dicho programa.
· Necesita urgentemente dinero. Se dirige al cajero automático más próximo, pero de pronto recuerda que la última vez que lo utilizó, se confundió y oprimió los botones que no eran.
· Suena el teléfono de la oficina. Le han pasado la llamada por error; es para su jefe, que está una planta más arriba. Hay una manera bastante sencilla de transferir la llamada, pero al no estar seguro de cómo hacerlo, decide que la transfiera la telefonista.
· El tablero de mandos del automóvil que acaba de adquirir parece el de la cabina de un avión moderno. De pronto, se enciende una luz roja y usted se inquieta porque no sabe lo que le indica. Se ve obligado a consultar un libro de instrucciones detallado.
Estos son solo unos ejemplos de tecnofobia. Podemos estar seguros de que la tecnología seguirá inventando aparatos cada vez más sofisticados que la gente de generaciones anteriores sin duda habrían calificado de “milagrosos”. Cada nuevo producto actualizado que entra en el mercado requiere más conocimientos técnicos para utilizarlo con eficacia. Hasta los manuales de instrucciones intimidan, pues suelen estar redactados en la jerga de los expertos y se da por sentado que el usuario entiende el vocabulario y tiene ciertos conocimientos y destrezas.

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