jueves, 3 de febrero de 2011

LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y SU RELACIÓN CON LA FORMACIÓN DE LOS PROFESORES UNIVERSITARIOS

Denisse Blanco Olivos
Docencia Universitaria
UCV - Aula 504


LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y SU RELACIÓN CON LA FORMACIÓN DE LOS PROFESORES UNIVERSITARIOS

La preocupación por la calidad educativa se viene poniendo de manifiesto en todos los niveles, pero en especial en la educación superior. La universidad no es ajena a esta preocupación, y cada vez son más los intentos y propuestas vinculados al aumento de la calidad docente universitaria y, como consecuencia, la preocupación por temas relativos a la formación y al desarrollo del profesorado del nivel superior.

Porque según Loughran, 2002, la docencia universitaria reclama de sus docentes conocer teorías y estrategias tanto pedagógicas como metodológicas, además de habilidades para desarrollar la enseñanza de manera correcta.

Se requiere llevar a cabo esfuerzos para elevar la formación pedagógica de los profesores, lo cual contribuirá en una mejor preparación de los egresados universitarios. La actividad del profesor ha sido y seguirá siendo un aspecto de estudio de la Didáctica cada vez es más evidente su papel de facilitador en la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje y en la educación en general. La mejora de la calidad de este proceso pasa necesariamente por la transformación del pensamiento y de los sentimientos de los profesores, para ello la Educación Superior necesita de la calidad del personal docente, de los programas y de los estudiantes, de las infraestructuras y del ambiente universitario.

Para que la Universidad pueda cumplir sus tareas académicas, laborales e investigativas requiere de profesores preparados, que no sólo sepan el contenido científico, sino que sepan enseñar lo que necesita la sociedad, de aquí la necesidad de que en la universidad se enseñe a los profesores a educar , para que los estudiantes aprendan a aprender. Además, es necesario que el profesor tenga la habilidad para fomentar en el alumno una actitud crítica e inquisitiva como una forma de evidenciar las capacidades de estos, pero también para valorar en que medida comprende y asimila su trabajo. 

De lo anterior se desprende la necesidad de capacitar a dichos profesores en los conocimientos y el uso de herramientas específicas que le permita desarrollar la actividad docente en mejores condiciones.

El profesor debe de poseer un grupo de competencias básicas que deben de caracterizar  la dirección del proceso docente, según Philippe Perrenoud:

  • Competencias académicas (dominio de los contenidos propios de la asignatura)
  • Competencias didácticas (manejo de los componentes personales y no personales del proceso enseñanza-aprendizaje.)
  • Competencias organizativas (dominio de todo lo relacionado con la planificación, organización, ejecución y control de las acciones pedagógicas y didácticas involucradas en la formación del que aprende.

Por otro lado, Marcelo (1999:200) establece los siguientes conocimientos como necesarios en la figura del profesor universitario:

  • Planificación de la enseñanza.
  • Metodología didáctica.
  • Motivación.
  • Comunicación con los alumnos.
  • Gestión de clase.
  • Evaluación del alumno, del ambiente de clase y del propio profesor.
  • Tutorías.
  • Ambiente del centro.

En la Conferencia mundial sobre la Educación Superior de la UNESCO, se aprobaron documentos que insisten en la necesidad de la educación permanente del profesorado universitario y su formación pedagógica. En uno de esos documentos se especifica: "Un elemento esencial para las instituciones de enseñanza superior es una enérgica política de formación del personal. Se deberían establecer directrices claras sobre los docentes de la educación superior, que deberían ocuparse sobre todo, hoy en día, de enseñar a sus alumnos a aprender y a tomar iniciativas, y no a ser, únicamente, pozos de ciencia. Deberían tomarse medidas adecuadas en materia de investigación, así como de actualización y mejora de sus competencias pedagógicas mediante programas adecuados de formación del personal, que estimulen la innovación permanente de los planes de estudio y los métodos de enseñanza aprendizaje, y que aseguren condiciones profesionales y financieras apropiadas a los docentes a fin de garantizar la excelencia de la investigación y la enseñanza". (1)
Por otra parte en otro de los documentos se afirma: "Como la educación a lo largo de toda la vida exige que el personal docente actualice y mejore sus capacidades didácticas y sus métodos de enseñanza... es necesario establecer estructuras, mecanismos y programas adecuados de formación del personal docente" (2)

Lo manifestado anteriormente en relación con la calidad de estudiantes que egresan cada año de nuestras universidades, muestran  una realidad que exige perfeccionar la formación pedagógica de los profesores universitarios en atención a las necesidades de aprendizaje de los mismos.

En el presente, resulta imprescindible la reflexión cotidiana sobre la tarea de enseñar y sus implicaciones pedagógicas según sus finalidades y contextos diversos. La formación científica en la rama del saber específico debe ir acompañada de una formación pedagógica, sólo así se  puede incidir en el mejoramiento de la  labor profesional. La idea de la educación durante toda la vida, de la educación permanente es aplicable también al profesional de la educación superior, pues el profesor universitario, en atención a las tareas docentes que realiza, requiere que disponga de posibilidades para su formación continuada y de esa manera elevar la calidad de la educación universitaria.

Referencias bibliográficas

1- Declaración mundial sobre la educación superior en el siglo XXI: visión y acción, art. 9, apart, d, p 5.
2- Marco de acción prioritaria para el cambio y el desarrollo de la educación superior. UNESCO. Punto 1.6 d;
p. 5 1998.

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