jueves, 3 de febrero de 2011

Municipalización de la Educación: ¿un fracaso más? Si importa

Por: Myriam Felicitas Montoya Riveros
Docencia Universitaria Aula - 504
En el año 2007, el gobierno inició un Plan de Municipalización de la Gestión Educativa con una experiencia piloto en 56 municipios distritales del país. El plan establece nuevas competencias educativas para las municipalidades y prevé una etapa de expansión en 2009 y otra de generalización a partir de 2010.

Cabe preguntarse si las municipalidades distritales son las instancias más adecuadas para convertirse en el eje de una gestión educativa descentralizada. Preocupan, en este sentido, las limitaciones de recursos y la débil capacidad de gestión que caracterizan a la gran mayoría de los gobiernos locales, así como el peligro de ahondar las inequidades educativas entre localidades.

En todo caso, si el gobierno ha decidido apostar por ese modelo, debería concebirlo como una propuesta abierta y el Ministerio de Educación tendría que asumir a plenitud el carácter piloto de la experiencia emprendida. Sin embargo, se ha anunciado la incorporación de más de 100 nuevos municipios al Plan Piloto, además de la inclusión de instituciones de nivel secundario. Con ello se corre el riesgo de adelantar una etapa, inicialmente prevista para 2009, sin siquiera haber analizado los problemas encontrados, ni haber identificado las lecciones replicables que podrían extraerse de algunas municipalidades.
Por otro lado, la marcada heterogeneidad de los gobiernos locales en el Perú exigiría darles tratamientos diferenciados, lo que demandaría tener instalada una metodología rigurosa de monitoreo y evaluación, tanto de los municipios participantes como de las 26 municipalidades de 'control’ incorporadas en el Plan Piloto. Solo así se podría afinar, en el futuro, un proceso gradual de transferencia de responsabilidades.

El Plan de Municipalización prevé transferir a las municipalidades distritales la contratación y los pagos del personal docente y administrativo de las instituciones educativas, así como la implementación de programas de capacitación docente, el control de la asistencia de los maestros y la distribución de material educativo. Estas responsabilidades exceden –con creces– la experiencia de los gobiernos locales, casi siempre centrada en construcción y refacción de locales escolares. Por eso, es crucial que el proceso de municipalización de la educación –incluso en esta fase piloto– vaya acompañado de un programa de desarrollo de capacidades y de asesoría a las municipalidades. Asimismo, es importante dotarlas de los recursos necesarios para una adecuada implementación de las nuevas responsabilidades asignadas.

Hace muchos años atrás un amigo mío que había ganado las elecciones me invitó a asesorarlo en temas educativos. Y me planteó una agenda interesante en la que se encontraba la Municipalización de la Educación. Y sin duda muy consciente de la papa caliente que significaba eso para un Municipio que no había resuelto ni sus necesidades básicas como por ejemplo la carencia del agua y desagüe, le dije que no se necesitaba municipalizar la educación para trabajar y apoyar desde el Municipio al sector educación. Y que al margen de las intenciones del Gobierno que en realidad no buscaba el desarrollo de la educación regional y local sino cumplir con la carta de intenciones del Banco Mundial se podría promover una educación de calidad como respuesta a la compleja realidad educativa que demandaba un modelo educativo muy al margen del discurso oficial que en realidad quería instrumentar un modelo económico, usando la educación para formar ciudadanos de segunda clase y una sociedad de consumo. Así después de haberlo apoyado en varios aspectos educacionales muy al margen de la municipalización me retiré después de un mes de trabajo.
Hoy nuevamente el tema controvertido de la Municipalización de la Educación se pone en la agenda educativa sin un debate de todos los actores implicados: padres de familia, docentes, estudiantes ni especialistas. Y con el acostumbrado autoritarismo el Gobierno de Alan García ha emitido el D.S. Nº 022-2010-ED incorporando a 606 municipalidades distritales en el ámbito de intervención del Programa Nacional de Apoyo Directo a los más pobres JUNTOS a la Municipalización. El dispositivo fue dado el 21 de octubre del 2010. Para el caso de Puno serían 51 los Municipios incorporados, constituyendo un 46.79% de total. Un fracaso más en las políticas educativas del gobierno que es muy conocido a nivel de las altas esferas del Ministerio de Educación, pero sigue la terquedad y la obstinada forma de implementar programas sin pies ni cabeza como lo fue alguna vez el famoso PEAR y ahora el PELA que tiene otros objetivos escondidos que la verdadera búsqueda de mejores logros de aprendizaje.
Hay argumentos de sobrada razón para sostener que este proceso no tiene bases sólidas y tampoco significa una expresión de la ansiada descentralización educativa que buscan nuestros pueblos. Al contrario, se trata de una forma más de promover la desigualdad educativa. Por un lado los que pueden pagar los estudios de sus hijos en un colegio privado; y por el otro, los más pobres que no pueden pagar los estudios en esas instituciones, y que tienen que contentarse con una institución pública municipalizada. Esa polarización lo vimos todos en el debate Lourdes Flores y Susana Villarán. Y todo lo que tenga en nombre de “público” para un sector de la sociedad peruana no sirve para nada, incluido sus profesores y su sindicato.
Pero miremos las primeras experiencias de la llamada Municipalización que constituyó un 2% de denominado “plan piloto”. La mayoría fue un fracaso. Alcaldes con personajes sin conocimiento técnico ni pedagógico, menos administrativo dirigiendo la educación de sus pueblos. Muchos de ellos entendidos en otras materias como las ingenierías, el derecho, etc; pero menos de educación. Así se condenan más la educación y sobre todo de las regiones al suicidio educacional. Y claro, con una ventaja para los colegios privados que trabajan con una currícula propia que no es el DCN y cuya función social es procurar la desigualdad, la distinción y muchos artificios de dominación social.
La otra mirada que debemos hacer es a la experiencia internacional. En Chile, los estudiantes piden la intervención directa del Estado y no vía los Municipios, por la falta de presupuestos, la politización de la educación y el incremento de la corrupción. Algo parecido ocurre en México donde el reclamo es la participación del Estado como responsable del futuro de un país. Ciertamente los municipios en América Latina no han aprendido a resolver sus necesidades básicas y tienen problemas muy delicados en administrar la Educación.
Busquemos una verdadera descentralización educativa sin autoritarismos a través del debate, los consensos sociales con propuestas que tengan legitimidad regional y local. Y no políticas educativas que son causas perdidas para el futuro de nuestros niños y niñas.

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